Parece ser que los asturianos, con más o menos razón, se sienten muy orgullosos del Himno que tienen, el "Asturias, patria querida", que es, seguramente, el más popular de los himnos regionales de España, ya que, el nuestro, el de los asturianos, lo cantan, cuando menos se piensa, hasta los borrachos, ya sean de Madrid, Sevilla, Vasconia o Cataluña... y eso que en Cataluña lo que predomina es "El segador", por aquello de que en esta tierra catalana, procuran en defensa de lo propio, segar todo lo que sea ajeno. Pues aún así, el "Asturias patria querida" suena en Cataluña más de cuatro veces.
Acerca del himno de Asturias, que el periódico "La Nueva España" difundió como obra de un cubano, cosa que cabe dudar y mucho a la vista de que, antes de que el cubano en cuestión inscribiese a su nombre la letra y el título, ya uno y otro constaba registrado en publicaciones asturianas. El cubano lo registra en 1930 y en 1921 ya se hablaba del Asturias, patria querida", o,al menos, ya constaba su existencia.
No se va a hablar del Himno "Asturias, patria querida" como muestra de reconocimiento por parte del cubano que lo registró a su nombre al afecto que sentía por su padre, asturiano, pero del que no conocía más que su origen. Lo de homenaje a la vista de la letra no deja de ser una ironía, ya que no puede ser una realidad.
Y por si fuera poco el himno de Asturias, viene detrás lo de la bandera, que no se sabe quiénes ni en qué se basaron para, si se acepta el azul como base elemental, estampar la Cruz en el centro, cual si, en vez de representar una comunidad social y política, representase una orden religiosa...o a la propia Iglesia. Hecho que no se da en ningún país, y menos cuando la historia es extraída de la leyenda y la leyenda no deja de ser una historia más sagrada para seguir pintándonos a todos los españoles como directos descendientes del Apóstol de Galilea.
Este asunto, por lo que encierra de peculiar y escabroso, bien está que vaya dejándose entrever o asomar de vez en cuando, a ver si hay alguien que, en nombre de la verdad y la historia, nos saca a luz las causas de que nuestra bandera asturiana lleve una cruz religiosa, lo cual conlleva , si así se quiere ver, una evidencia discriminatoria --incluso en materia religiosa-- contra quienes no sean creyentes o sean de otras religiones. La Iglesia, por lo que entendemos, se aprovecha de toda ocasión que pueda beneficiarla, incluso con una simple cruz sobre una insignia regional.
Acerca del himno de Asturias, que el periódico "La Nueva España" difundió como obra de un cubano, cosa que cabe dudar y mucho a la vista de que, antes de que el cubano en cuestión inscribiese a su nombre la letra y el título, ya uno y otro constaba registrado en publicaciones asturianas. El cubano lo registra en 1930 y en 1921 ya se hablaba del Asturias, patria querida", o,al menos, ya constaba su existencia.
No se va a hablar del Himno "Asturias, patria querida" como muestra de reconocimiento por parte del cubano que lo registró a su nombre al afecto que sentía por su padre, asturiano, pero del que no conocía más que su origen. Lo de homenaje a la vista de la letra no deja de ser una ironía, ya que no puede ser una realidad.
Y por si fuera poco el himno de Asturias, viene detrás lo de la bandera, que no se sabe quiénes ni en qué se basaron para, si se acepta el azul como base elemental, estampar la Cruz en el centro, cual si, en vez de representar una comunidad social y política, representase una orden religiosa...o a la propia Iglesia. Hecho que no se da en ningún país, y menos cuando la historia es extraída de la leyenda y la leyenda no deja de ser una historia más sagrada para seguir pintándonos a todos los españoles como directos descendientes del Apóstol de Galilea.
Este asunto, por lo que encierra de peculiar y escabroso, bien está que vaya dejándose entrever o asomar de vez en cuando, a ver si hay alguien que, en nombre de la verdad y la historia, nos saca a luz las causas de que nuestra bandera asturiana lleve una cruz religiosa, lo cual conlleva , si así se quiere ver, una evidencia discriminatoria --incluso en materia religiosa-- contra quienes no sean creyentes o sean de otras religiones. La Iglesia, por lo que entendemos, se aprovecha de toda ocasión que pueda beneficiarla, incluso con una simple cruz sobre una insignia regional.
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